Eslovaquia, ubicada en Europa Central, ofrece una mezcla fascinante de aventuras al estar en el corazón geográfico del continente. Desde las escénicas carreteras serpentinas que atraviesan las montañas del norte hasta las modernas ciudades de Bratislava y Nitra, el país tiene mucho que ofrecer. Una auténtica “cultura del café”, calles empedradas y deliciosos pasteles pintan el cuadro de los pueblos eslovacos, mientras que sus hermosas montañas, llanuras, bosques y famosos manantiales termales definen el paisaje rural.

Los adolescentes eslovacos disfrutan pasando tiempo al aire libre, practicando deportes como fútbol y hockey sobre hielo, aprovechando al máximo el entorno montañoso del país, ideal para el esquí. Eslovaquia, con una población de alrededor de 5.5 millones de habitantes, es mayormente étnicamente eslovaca, aunque también cuenta con minorías húngaras, gitanas y otras. Su geografía notable incluye los Montes Cárpatos y el río Danubio, que marca la frontera con Austria y Hungría.

La cultura eslovaca se destaca por sus tradiciones folclóricas, con festivales populares que celebran la música, danza y artesanía locales, como el Festival de Folklore de Východná y el Festival de Música Pohoda. La comida eslovaca es reconfortante y sabrosa, con platos como la halušky (una especie de gnocchi con queso y tocino) y el bryndzové halušky (halušky con queso de oveja), además del goulash. Los eslovacos son conocidos por su hospitalidad y amabilidad, valorando las reuniones familiares y comunitarias, así como las salidas a cafeterías y restaurantes para disfrutar de la buena comida y compañía.

Probablemente vivas en una ciudad o pueblo más pequeño. Las actividades familiares incluyen el cine, el senderismo, la acampada y la asistencia a fiestas locales y otros actos culturales.

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